Se
entiende por cólico renal al dolor causado por la dilatación brusca del ureter,
pelvis y cálices renales secundario a una obstrucción aguda del ureter. Este cuadro
se origina habitualmente por la migración de un cálculo desde el riñón hacia el
ureter aunque existen otras causas menos frecuentes como compresión extrínseca
del ureter por ganglios, tumores o expulsión de coágulos.
La
presentación habitual del cólico renal es un dolor intenso y de inicio brusco
en la fosa renal con irradiación lateral hacia el flanco y zona genital. Se
asocia a gran agitación, náuseas y vómitos. Puede o no asociarse a presencia de
sangre en la orina.
En
tales circunstancias, muchos pacientes llegan al servicio de urgencias donde
además de calmar el dolor, se realiza un estudio de imágenes.
El
mejor estudio imagenológico es una tomografía axial computada sin contraste (pielotac)
que permite evaluar todos los cálculos presentes en la vía urinaria para
plantear el tratamiento mas adecuado. No es lo mismo un cálculo en ureter de 2
mm, llegando a la vejiga, que una piedra de un centímetro recién comenzando a
descender por el ureter, cercano al riñón. Además, la pielotac permite
descartar otras patologías de comienzo agudo como son la apendicitis, la
diverticulitis, la disección aórtica, el embarazo ectópico, la pielonefritis aguda, etcétera. En los casos
donde no es aconsejable usar rayos X (embarazadas y niños), la ecografía es de
gran utilidad, permitiendo visualizar cálculos pielocaliciales y la
hidronefrosis como signo indirecto de obstrucción ureteral. Si bien la ecografía
esta disponible en todo el país, no llega a tener el rendimiento de la pielotac,
por lo que se usa solo ocasionalmente en el estudio del cólico renal.
La analgesia inicial es el pilar del tratamiento en esta fase
aguda. Los fármacos más recomendados son los analgésicos y los derivados
opioides. Los antiinflamatorios no esteroidales son los más eficaces y se
utilizan como primera línea, dentro de los cuales destaca el diclofenaco. El
paracetamol también ha demostrado ser un analgésico efectivo en el dolor agudo.
Algunos estudios comprueban similar eficacia entre el paracetamol endovenoso y
los derivados opioides, estos últimos con más efectos adversos, ya que
intensificarían las náuseas y los vómitos ya presentes en el cólico renal. Se
aconseja el uso derivados opiodes como
última línea en el manejo del dolor.
La
mayoría de los pacientes con cólico renal presentan cálculos pequeños menores
de 5 mm, que pueden ser expulsados espontáneamente y por lo tanto manejarse en
forma ambulatoria.
La
terapia médica expulsiva consiste en elevar la ingesta de líquidos, uso de
analgésicos y un medicamento llamado tamsulosina, dilatador del ureter, que ha
demostrado ser eficaz aumentando las tasas de eliminación de cálculos con mínimos efectos colaterales. Si el
cálculo es de un tamaño mayor que 6 mm o no es eliminado en un plazo de 4 a 6
semanas se reducen las posibilidades de eliminación espontánea y deberá
resolverse quirúrgicamente para evitar el daño renal.
La mayoría de los pacientes con cólico renal pueden
manejarse en forma ambulatoria, existiendo un grupo reducido de pacientes
deberá hospitalizarse de urgencia ya sea por dolor persistente que no responde
a analgesia, infección y fiebre, embarazo con contracciones uterinas y paciente
con riñón transplantado. El urólogo elegirá la mejor manera de desobstruir el
riñón y extraer el cálculo como veremos en la sección: tratamiento de la
litiasis urinaria.
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