Los cálculos urinarios han sido un problema desde los orígenes de la raza humana. Aunque era una patología poco frecuente en la época preindustrial, el hallazgo mas antiguo de ésta fue hecho en una momia egipcia de 2500 años a.c.
Fue Hipócrates, 400 años a.c., quién describió el cólico renal como "un dolor agudo que se siente en el riñón, el costado y los testículos del lado comprometido".
Se dice que la primera cirugía de cálculos renales (aunque no se sabe si es cierta) se le practicó al Arquero de Meudón. Cuenta la historia que en enero de 1474, un arquero en la ciudad francesa de Bagnolet fue condenado a muerte en la horca por sus múltiples robos cometidos en la ciudad de Meudón. La sentencia sería llevada a cabo en París, pero antes de llevarse a cabo, el arquero apeló a la sentencia ante el parlamento y el Rey. Se dio la casualidad de que este ladrón padecía de cólicos renales, al igual que muchos nobles de la época (incluido Monseigneur du Bouchaige, un favorito de la corte), y a los médicos reales les sería de mucha utilidad estudiar el lugar donde ésta enfermedad tenía su origen, por lo que se le ofreció un trato. Se le realizaría una cirugía del riñón a cambio de su vida. Entre la horca y la cirugía, el arquero eligió ésta última, pidiendo que si lograba sobrevivir, fuera perdonado y dejado en libertad. La cirugía habría sido realizada por Germain Collot. De acuerdo a la anécdota, el arquero sobrevivió siendo perdonado e incluso recompensado económicamente.
Fue Hipócrates, 400 años a.c., quién describió el cólico renal como "un dolor agudo que se siente en el riñón, el costado y los testículos del lado comprometido".
Se dice que la primera cirugía de cálculos renales (aunque no se sabe si es cierta) se le practicó al Arquero de Meudón. Cuenta la historia que en enero de 1474, un arquero en la ciudad francesa de Bagnolet fue condenado a muerte en la horca por sus múltiples robos cometidos en la ciudad de Meudón. La sentencia sería llevada a cabo en París, pero antes de llevarse a cabo, el arquero apeló a la sentencia ante el parlamento y el Rey. Se dio la casualidad de que este ladrón padecía de cólicos renales, al igual que muchos nobles de la época (incluido Monseigneur du Bouchaige, un favorito de la corte), y a los médicos reales les sería de mucha utilidad estudiar el lugar donde ésta enfermedad tenía su origen, por lo que se le ofreció un trato. Se le realizaría una cirugía del riñón a cambio de su vida. Entre la horca y la cirugía, el arquero eligió ésta última, pidiendo que si lograba sobrevivir, fuera perdonado y dejado en libertad. La cirugía habría sido realizada por Germain Collot. De acuerdo a la anécdota, el arquero sobrevivió siendo perdonado e incluso recompensado económicamente.
Litografía de Antoine Rivoulon, 1851 |